domingo, febrero 20, 2011

Diga pógromo, Malaparte

Nunca había escuchado ni leído la palabra pógromo. Y de ser así no le presté la debida atención.

Somos capaces de lo mejor y de lo peor. No cabe duda, no vengo a hacer grandes descubrimientos. La barbarie, el horror, el espanto, el terror...

La escena tiene lugar en Rumanía y forma parte de nuestra historia moderna. El capitán Malaparte ayudaba al cónsul italiano a buscar a un ciudadano rumano judío desaparecido durante el pógromo contra los judíos de la ciudad de Iasi. Buscaron por todas partes. La búsqueda les llevo a un convoy de ciudadanos judíos deportados que iba camino de un campo de concentración y exterminio. El tren llevaba varios días detenido en una estación. Había recorrido en una semana las apenas veinte millas que separaban esa estación de la ciudad de Iasi. Los vagones tenían puertas y ventanas selladas con tablones de madera. El jefe de estación no daría la orden de abrir los vagones hasta que le llegaran instrucciones de hacerlo. El aire apenas circulaba por entre las maderas y lograba colarse en los vagones. Hacía mucho calor. El infierno de Dante se hizo materia en aquellos vagones. El ejército rumano hacinó en el interior del tren a unos dos mil judíos. Centenares de personas apiñadas, aprisionadas en cada vagón. Entraron a culatazos. Se apretaron hacia el fondo los vagones unos contra otros hasta que no pudieron más. Luego los sellaron. Hacía mucho calor. Murieron por asfixia. Murieron dando bocados al aire, tratando de respirar. Si uno encontró apenas un resquicio de aire entre los tablones, en una ventanilla mal sellada, lo defendió a mordiscos, mató para seguir respirando unos minutos más.

Cuando Malaparte consiguió forzar al jefe de estación a que por fin abriera los vagones halló un espectáculo de cuerpos violáceos asfixiados, con las caras hinchadas, lilas, con las huellas de las mordeduras que se dieron unos a otros para seguir viviendo, con los ojos saltados de las órbitas, con los cueros arrancados de los cráneos. Murieron todos. Un bebé se salvó porque su madre halló un hilo de aire en una pared del tren, y defendió con su cuerpo el espacio para su hijo y, probablemente, mató a dentelladas a algún otro desgraciado.

Esto hicieron también los rumanos con los judíos. Ahora ya conozco el significado de la palabra pógromo. El horror, coronel Kurz, el horror.

No hay comentarios:

Publicar un comentario